
Templo, fortaleza, monasterio. Luego castillo, mansión señorial, refugio para pastores y su rebaño y finalmente taller de arte y bodega. Desde los etruscos, una de las primeras sociedades organizadas, hasta la época romana, momento donde se erigen los cimientos de Castello Romitorio, tal vez como prisión de soldados desertores. Pasando por los años turbulentos de la Edad Media, donde el castillo fue un monasterio hasta el siglo XII cuando se disputaron Siena y Florencia, para luego ser fortificado por su posición estratégica entre las rutas comerciales.
Montalcino y el complejo de fortificaciones del cual Romitorio era parte, siempre estuvieron orgullosos de su libertad: en 1559 cuando los Medici se rindieron, representaron el ultimo municipio libre de Italia. Es desde este momento que datan los primeros testimonios escritos del Brunello.
Recuperado como casa señorial y villa patricia ya en el siglo XIX, el Castillo de Romitorio fue abandonado después de la Segunda Guerra Mundial y permaneció deshabitado durante mucho tiempo, utilizado como hospicio para pastores y su rebaño. En los años 70 se convirtió en propiedad del barón Giorgio Franchetti. Como este no logró la renovación del Castillo, decide venderle al artista Sandro Chia en 1984, quien hizo de la antigua mansión su residencia y taller artístico. Junto con el castillo, Chía se hizo cargo de viñedos, bosques de encinas y gerberas.












